La naturaleza física del sonido

Lo que nuestro cerebro interpreta como sonido es la vibración de una membrana situada en nuestro oído, llamada tímpano, que, mediante un complejo sistema de huesos y nervios envía impulsos eléctricos al cerebro.
Lo que hace vibrar al tímpano son las ondas que se desplazan por el aire, el agua o cualquier otro fluído en el que éste se encuentre.
Al depender de la naturaleza del fluído, el sonido ni se desplaza ni se percibe igual a través de un medio y otro. En la atmósfera la velocidad del sonido es de 343,2 m/s o bien 1235,52 km/h (a 20 °C de temperatura, con 50 % de humedad y a nivel del mar). Sin embargo, en el agua es de 1435 m/s.

Como hemos dicho, el sonido es la forma en que nuestro cerebro interpreta las ondas que se desplazan a través de un fluído (que en adelante consideraremos que es el aire). Así como al tirar una piedra en un estanque se producen ondas en una superficie bidimensional, el sonido se desplaza en forma de ondas tridimensionales, como invisibles esferas. Estas ondas consisten en variaciones de presión del aire.

El número de ondas que cruzan el aire en un segundo se llama frecuencia y se mide en Hertzios. Cuanto más baja es la frecuencia, más grave percibimos el sonido y cuanto más alta, más agudo.

Nuestro oído percibe un rango de frecuencias que va de 20 Hz a 20.000 Hz. Muchos animales tienen un rango más amplio.

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